La Semana Santa es una de las temporadas más importantes para las manifestaciones de fe en los países de Centroamérica y República Dominicana. Una temporada donde los habitantes no solo consolidan sus actos de devoción sino también ponen en evidencia las peculiaridades de sus tradiciones, convirtiendo esta festividad religiosa en una oportunidad para apreciar las costumbres, gastronomía, diversidad cultural, legado colonial y los mejores destinos de naturaleza.
Las manifestaciones propias de la Semana Santa en Centroamérica y República Dominicana están repletas de destellos mágicos y misticismo debido a la fusión de las prácticas indígenas de las culturas locales y la religión católica. Esto ha dado como resultado las tradiciones más impresionantes que datan de hace más de 5 siglos.
Guatemala, con su legado ancestral de festividades religiosas, brinda uno de los festivales más grandes del mundo tanto por la belleza de sus andas procesionales como por el fervor de sus asistentes. De ello, se destaca la procesión de Jesús Nazareno de Santa Catalina de Bobadilla o la consagrada imagen de Nuestra Señora de la Merced. El elemento principal de cada procesión es una gran carroza dedicada a una escena de las Pasiones de Cristo, transportada por los más fieles en un colorido ambiente causado por las alfombras particularmente en la Antigua Guatemala.
En El Salvador, Hace más de 100 años, cada Lunes Santo, se realiza la tradicional representación teatral de Los Talcigüines que significa ‘hombres endiablados’. Ellos, vestidos con túnicas y capuchas rojas, recorren las calles de Texistepeque en Santa Ana, azotando con cuerdas de cuero a los feligreses. Se cree que cada azote reduce un pecado de los creyentes. Al final del acto, los asistentes atestiguan la batalla final entre el bien y el mal dramatizada entre los Talcigüines, quienes son vencidos finalmente por Jesús.
La Semana Santa en Honduras sigue estando marcada por la fe cristiana, y las alfombras de Comayagua que representan la esencia de la tradición, la espiritualidad y la reflexión. Un evento que decora las calles con arena de colores y con alfombras de color de tiza, arroz y pétalos de flores que hacen de estas obras una gran experiencia.
Por su parte en Nicaragua tiene lugar el único vía crucis acuático en el mundo, éste discurre por las Isletas del Lago Cocibolca, el más grande de Centroamérica, donde decenas de barcos participan en el recorrido frente a los 14 muelles de las isletas escogidas. Cada una, en representación de las estaciones que Jesús tuvo que recorrer camino a la crucifixión.
En Costa Rica, las calles se llenan de cruces púrpuras de madera en alegoría a la penitencia, encontrando de esta manera la procesión del Cristo de las Promesas en Cartago o bien la que tiene lugar en Cuna a 30km de San José. Las conmemoraciones se llenan de eventos, misas, desfiles y pequeños festivales.
En Panamá, las danzas, las representaciones teatrales, la música o los devotos disfrazados con máscaras y vestidos de colores abigarrados de la Fiesta del Corpus Christi, han llevado a Panamá a incluir esta ceremonia en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial, donde predominan los usos sociales, rituales y festivos y las artes del espectáculo. Aunque también son evidentes las expresiones orales, el conocimiento de naturaleza y el universo y las técnicas artesanales. Se caracteriza por promover también la inclusión e integración.
En Belice celebra esta importante festividad con eventos activos, como la esperada Carrera Ciclista del Sábado Santo o la carrera de caballos; tradiciones inolvidables entre festivales y arte; y platos tradicionales de Pascua, como la sopa garífuna Sere y los panecillos cruzados. La gastronomía juega un papel determinante para estas celebraciones donde platillo con ausencia de carne roja, son los predilectos.
El paso de la Semana Santa en República Dominicana da un giro tropical único en las celebraciones religiosas y seculares de la Semana Santa. Las tradicionales habichuelas con dulce son un icono de la gastronomía de la isla en estas épocas, ya que forma parte del ‘menú sin carne’ al que están llamados los feligreses para alejarse de la opulencia y ofrecer sacrificio. Suele servirse el Viernes Santo por la tarde, luego del acto simbólico de la quema de Judas.
En definitiva, Centroamérica y República Dominicana ofrecen un conjunto de experiencias que harán vivir una Semana Santa auténtica donde la mejor manera de atestiguarlo, es visitando cada uno de los destinos.