Viajar en el tiempo es posible si lo haces en territorio maya. Te propongo el viaje con amigos más emocionante de tu vida. Apunta los detalles de mi ruta por Centroamérica. Dos inolvidables semanas por Honduras y Guatemala. ¡Atento!
Antigua: mi punto de partida
Este itinerario incluye los tesoros más representativos de estos países. El viaje comienza en el sur de Guatemala. ¿Empezamos?
– Día 1. Inicié la aventura en Antigua, ciudad rodeada de volcanes. Esa mañana visité el mercado de artesanías junto a la iglesia del Carmen. Paseé por las calles empedradas, entre las casas coloniales de colores. Conocí el Arco de Santa Catalina y los conventos de la Merced y la Recolección.
– Día 2. Puse rumbo a Chichicastenando y Panajachel. En el primer pueblo tienes el mercado más famoso del país. También, dos templos en cuyas puertas verás rituales mayas, y un cementerio con tumbas de colores. Por la tarde, me dirigí a la segunda localidad, a la orilla norte del lago Atitlán. Compré artículos típicos en la calle Santander y fotografié la iglesia colonial San Francisco.
– Días 3 y 4. La primera jornada la destiné a explorar el mencionado lago y sus volcanes. En este microcosmos es posible practicar escalada o senderismo. El día posterior lo dediqué a conocer los doce pueblos que emergen de sus orillas. Entre ellos, San Marcos La Laguna o Santiago Atitlán.
Los mercados más auténticos de Guatemala
– Día 5. Llegué a Quetzaltenango, el mejor lugar para conectar con los guatemaltecos. No te pierdas el mercado de alimentos Almolonga, las iglesias de Zunil y el Parque Centroamérica.
– Día 6. Comencé el día subiendo a la laguna Chicabal hasta alcanzar su volcán, donde los mayas realizan ofrendas. Después descubrí un encantador pueblo: San Cristóbal Totonicapán, una de las localidades más antiguas de Guatemala.
– Día 7. San Andrés Xequl fue mi objetivo. En este pueblo está la iglesia más sorprendente del país. Su pintoresco diseño reúne una diversidad de estilos y colores. Antes de comer regresé a Antigua para acceder al Parque Nacional del Volcán de Pacaya.
Copán, la puerta de entrada a Honduras
– Día 8. Ya en territorio hondureño, visité las ruinas de Copán, en la frontera con Guatemala. Estos carismáticos vestigios mayas transportan al pasado. Te cautivarán la escalinata de los jeroglíficos, los túneles bajo los templos y la plaza de las estelas.
– Día 9. Le tocó el turno a Quiriguá, yacimiento arqueológico Patrimonio de la Humanidad. Aquí las estelas están cubiertas por techos de palma para protegerlas de la lluvia. Continué mi periplo por Río Dulce. Salí en barca para contemplar el atardecer desde el Lago Izabal.
– Día 10. Era el momento de explorar Livingston. También me desplacé en barca, lo que me permitió enamorarme de los nenúfares del Jardín Flotante. Conocía a los garífuna y me di un baño en Playa Blanca.
– Días 11 y 12. Permanecí en El Petén estas dos jornadas. Me sumergí en la belleza de la Isla de las Flores. También organicé una excursión a la laguna Yaxhá, a la vera de otro yacimiento maya. Así mismo, conocí Ceibal y sus restos precolombinos.
– Día 13. Reservé uno de los tesoros de este viaje para el final: Tikal. Este yacimiento, Patrimonio de la Humanidad, fue uno de los reinos más poderosos de los antiguos mayas. Su arquitectura se remonta al siglo IV a. C. ¡El Templo del Gran Jaguar es fascinante!
– Día 14. Huevos revueltos con loroco y queso. Esa fue mi desayuno antes de partir al aeropuerto, en Ciudad de Guatemala. Mi avión partió por la noche, así que me dio tiempo a visitar el museo Popol Vuh, con reliquias mayas.
No te pierdas ninguno de estos mágicos lugares de Honduras y Guatemala.
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