Descubre este yacimiento que llegó a ser el centro de un importante señorío maya tempranero, de finales del periodo preclásico tardío.
Casa Blanca tiene un área de seis hectáreas, la cual representa un fragmento de un sitio mucho mayor, ahora en gran parte destruido debido al crecimiento de la ciudad de Chalchuapa. Junto con la vecina zona de El Trapiche (fuera del parque), Casa Blanca llegó a ser el centro de un importante señorío maya temprano, de finales del periodo Preclásico tardío (aproximadamente entre 200 a.C. y 250 d.C.). La pirámide más grande conocida en El Salvador fue construida en el sector de El Trapiche, y frente a ella se colocó una estela cuyo texto fue borrado en la remota antigüedad. Otra estructura de esa época (investigada antes de su destrucción) contenía los restos de más de 30 personas, aparentemente sacrificados; posiblemente cautivos de una de las campañas de guerra conducidas por este antiguo reino.
El sitio ha aportado evidencia de actividad humana que se remonta a casi 5,000 años. Se trata del registro de polen en una pequeña laguneta de la zona que indica la destrucción del bosque primario seguido por el cultivo de maíz, señalando de forma dramática la introducción de agricultura intensiva, y el establecimiento de vida en aldeas que dieron pie a las civilizaciones mesoamericanas. Los hallazgos más tardíos en Casa Blanca son de entierros con ofrendas del periodo que cierra con la invasión de los españoles, el Posclásico.
El Estado compró el área de Casa Blanca en 1977 y después de varios años de labores Casa Blanca fue inaugurada como parque en agosto de 2002. El museo exhibe el Monumento 1 de El Trapiche, única estela con escritura maya conocida en El Salvador. Lamentablemente, se trata de un fragmento y la casi totalidad de su texto fue borrado intencionalmente en el pasado prehispánico. El dibujo representa lo que queda de los registros de glifos mayas y de la figura retratada.
Otro atractivo de Casa Blanca es su Taller de Añil. El taller es manejado por personas capacitadas en dicha tradición cultural, quienes imparten clases de diferentes métodos y materiales de teñido en azul en camisas, carteras y otros productos. Asimismo, se cuenta con un “puntero”, persona que da el punto en la producción del colorante natural partiendo de su materia prima, la planta llamada jiquilite. El taller tiene un obraje (pilas para producir añil) que, si tiene la suerte de visitar en un día de producción, verá en plena acción.
Precio de entrada: $1.00. Precio para extranjeros $3.00
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